jueves, 9 de febrero de 2017

Carta Abierta de los Presos Políticos de las FARC-EP al Camarada Simón Trinidad Prisionero en cárceles del Imperio Yankee.

No sabemos si nuestra condición nos permite una sensibilidad diferente a la que puedan tener muchos y muchas otras que sintieron dolor, tristeza, rabia e indignación ante la negativa de indulto por parte del gobierno de Obama, que decidió mantener el colmillo rabioso del imperio hundido en la impenetrable carne de la rebeldía y de la dignidad que lo caracterizan, Camarada Simón. Pero si sabemos que desde nuestras celdas y calabozos tenemos una experiencia mas cercana a la suya para sentir en carne propia el dolor que usted siente en su celda subterránea.
Nosotros también hemos padecido de la opresión en los estrechos límites de una celda sin derecho a hora de sol, donde la carne se reblandece y deteriora pálida y amoratada. Pero sabemos que las largas horas o los días o las semanas de nuestros castigos y aislamientos en las jaulas de las cárceles de alta seguridad, o en los rastrillos y perreras malolientes de las viejas penitenciarias por las que ha rodado nuestra maltrecha humanidad, se asemejan lejanamente a los años bajo tierra que solo una templanza de hierro como la suya puede soportar.
Nuestra fortaleza de ánimo para no sucumbir ante la aturdidora soledad, la aplastante monotonía y la destructiva impotencia del encierro son apenas un pequeño simulacro ante los años soportados sin posibilidad de hablar con otros presos, sin visita, sin abogado, sin radio ni libros que lo han llevado a usted a habitar sus días con el abundante paisaje de sus recuerdos, de sus pensamientos y de su propio intelecto. Con seguridad ninguno de nosotros ha debido hacer despliegue de semejante vida interna como lo ha hecho usted.
Nosotros hemos probado la amarga hiel de la humillación de los carceleros, el acido desprecio del sistema carcelario y el agrio menosprecio de los guardianes; sabemos del odio que muchas veces amenaza con contaminar el alma siempre presta para el amor y la solidaridad de los revolucionarios, que debemos mascuyar eternamente las ansias del desquite sin que un poco de saliva de resignación -jamas nos resignamos-, nos permita tragar el asqueroso bocado. Plato servido para usted como cadena perpetua y guisado con el sazón xenófobo del idioma y la cultura despóticos del imperio.
Aún desde la precaria similitud de nuestra experiencia nos es posible saber, que solo desde el encierro se comprende el padecimiento que minuto a minuto marca el péndulo de la intemporalidad sobre una mente que resiste altiva y libre, no por ello ajena al dolor; no por fuerte inmune a la desolación; no por digna, menos arremolinada en la causticidad de las lágrimas.
Después de ver caer nuestras y nuestros camaradas en las plazas públicas durante los lustros del exterminio y del genocidio, y luego de ver caer nuestras y nuestros camaradas junto a nosotros en las trincheras de las líneas de fuego, al fragor del combate, sabemos lo que es soportar el dolor de la muerte de nuestros seres queridos en la brutal impotencia a que nos reduce la Prisión. Pero usted sigue resistiendo en las extremas condiciones de encierro en el destierro.
No queremos entonces Simón, escribir una nota como un saludo a la bandera o como quien agita su mano en un gesto lastimero de despedida o como quien echa una patética bendición, como una extremaunción. Desde nuestras celdas, quizás mas llevaderas por el solo hecho de estar en el propio suelo de esta patria por la que usted y nosotros lo sacrificamos todo, escribimos esta nota como quien eleva el puño desafiante, en señal de lucha y de combate, de resistencia y dignidad, pues este, su pueblo, sigue irrenunciablemente el sendero de nuestros héroes y mártires, sendero que usted transita y del cual el azimut sigue siendo la victoria.
Nosotros, que al igual que usted, después de empuñar las armas insurgentes del Ejército del Pueblo, hemos debido soportar el golpe aleve y la patada de un simple y pusilánime cancerbero, y que sabemos devolver el golpe profundo y altivo de un una mirada de fuego, el grito de dolor y rabía ahogado entre los dientes apretados y los labios resecos y tensos que no dejan escapar el ansiado trofeo de la súplica que espera infructuosamente el mísero perro. Nosotros Simón, nosotros le escribimos para decirle que la injusta prolongación de su terrible encierro no puede ser signo de debilidad ni derrota, sino símbolo de una insurgencia que aun amedrenta al envanecido y prepotente imperio, y que ello debe ser ante todo un llamamiento a la rebeldía, a la lucha sin cuartel, a seguir insurgiendo y a seguir construyendo el levantamiento del pueblo hasta el triunfo insurreccional, sin importar la vía que en este momento histórico nos es dado transitar.
Aún en la legalidad y la paz, nuestra vocación rebelde debe brillar y enceguecer los ojos grisáceos del viejo y decadente imperio, debe saber que la rebeldía y la dignidad de los pueblos siempre es joven y que usted Simón, encarna el corazón rebelde y digno de Colombia y Latinoamérica. Corazón que late poderoso y aturdidor en las entrañas de su suelo, de suelo Yankee, donde también un pueblo espera el influjo revolucionario que lo conduzca a alzarse y liberarse de su oprobioso sistema, de su repugnante gobierno.
Los EE-UU financiaron y auspiciaron la guerra en Colombia por mas de 52 años, se sentaron en la mesa de diálogos y con demagógica alardearon de su apoyo al proceso de paz pero lo mantienen preso, mas cuando saben que es inocente. Santos, no menos demagógico y ruin ni siquiera pidió su liberación al imperio traicionando la confianza en el proceso de paz, ya que había un compromiso previo con las FARC-EP de solicitar su libertad.
Así que la lucha por su libertad, para nosotros, desde estas cárceles, de las que aun no nos suelta el mezquino y fariceo Estado, que se muestra soberbio con los rebeldes presos en proceso de reincorporación, pero se postró genuflexo y dócil ante el Yankee para extraditarlo a usted, y se mostró temeroso y cobarde para pedir formalmente su indulto; para nosotros, decimos pues, la lucha por su libertad será en adelante una bandera de resistencia antiimperialista, de lucha por la soberanía y la auto determinación de los pueblos, de liberación nacional e integración latinoamericana, de solidaridad internacionalista, en fin, de la mayor significación y firmeza revolucionaria.
Lanzamos a los pueblos del mundo en pie de lucha, a los pueblos rebeldes del sur global, a los pueblos indoblegables de Nuestra América y al pueblo insurgente de la naciente Nueva Colombia, un llamado a la Solidaridad y a la creación de Comités Permanentes de Solidaridad por la Libertad de Simón Trinidad. Estrategia que vaya de la mano de la exigencia de liberación de Sonia e Ivan Vargas presos en las mismas mazmorras del norte y de todos nuestros prisioneros en las demás cárceles del mundo.
Otras prisiones han parecido también impenetrables, otros prisioneros han parecido imposible de liberar, pero la solidaridad cuando ha sido tenaz ha roto el hormigón y el hierro de las cárceles para arrebatar a los ruiseñores de la libertad, y uno de esos ruiseñores es nuestro Simón Trinidad.
Arrebatarle al imperio a Simón Trinidad debe ser una tarea de todas y todos los que luchan y resisten por un mundo alternativo en paz con justicia social.
Camarada Simón, la paz de Colombia jamás será completa sin su libertad y su libertad, ahora, más que nunca, debe ser una tarea de la revolución. Un abrazo que trascienda los muros de la ignominia que jamás nos contendrán.
Atentamente,
Presos Políticos de Guerra de las FARC-EP. Cárceles de Colombia.

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